Seguramente titular una entrada como aquel mítico -no por su contenido- documental no sea lo más adecuado en estos tiempos de correción política, no obstante me parece una buen guiño cinéfico y -sobre todo- una perfecta descripción de la novela.
Con esta novela se cierra la trilogía "Las leyes del mar", cuyas primeras entregas ya comenté aquí y aquí. Esta tercera parte narra el desenlace de todos los acontecimientos que se narraban en las dos anteriores. La novela, si bien -como sus predecesoras- tiene serios problemas de ritmo al distribuir sus tramas en distintos hilos narrativos que se entrelazan menos de lo que el lector desearía, se lee agradablemente y tiene pasajes cautivadores. Creo que la novela, si bien tiene un final trepidante, adolece de un comienzo demasiado lento y repetitivo en algunos momentos. La historia, como ha pasado durante toda la trilogía, se divide en muchos frentes, y los sucesos que ocurren en el Mitonar son sencillamente mucho menos interesantes que todos los relacionados con la Vivacia y el Dechado (me niego a cambiarle el nombre como han hecho en esta tercera entrega, nuevo nombre "Paragon" quizás más adecuado de acuerdo al desenlace de la historia, pero me sigue pareciendo un crimen que un cambio de traductores origine un cambio tan grande en mitad de una saga). Creo que Hobb se sirve de algunos trucos para el desarrollo de sus personajes, pero en general es increible la calidad de esta autora para narrar por separado todas estas historias aportando -interés particular mío al margen- siempre algún detalle importante en cada una de ellas y, finalmente, unirlas todas con una naturalidad pasmosa para general el sobresaliente clímax final de la obra.
Es esta una saga atípica; alejada de grandes batallas y guerras cuenta el nacimiento de una nación y el renacer de una raza olvidada centrándose absolutamente en los personajes y restando importancia a los hechos. Naturalmente hay batallas y giros argumentales, pero podemos decir sin miedo a equivocarnos que el número de "proezas físicas" es muy reducido. Hay, en compensación, una desorbitada cantidad de diálogos sobre cuestiones políticas, morales y mercántiles. Tiene graves defectos: la trama política y social del Mitomar resulta pesada en ocasiones y el desarrollo de los personajes se me hace surreal en algunos momentos (suele estar muy cuidado y elaborado, pero en algunos momentos puntuales los personajes cambian casi por completo como si un resorte se hubiera activado). No obstante, es un relato terriblemente sólido y firme, original tanto en su planteamiento e idea original como en su desarrollo, alejado de tópicos y muy verídico en cuanto a las motivaciones de los personajes y los actos que estas les llevan a realizar.
Con esta novela se cierra la trilogía "Las leyes del mar", cuyas primeras entregas ya comenté aquí y aquí. Esta tercera parte narra el desenlace de todos los acontecimientos que se narraban en las dos anteriores. La novela, si bien -como sus predecesoras- tiene serios problemas de ritmo al distribuir sus tramas en distintos hilos narrativos que se entrelazan menos de lo que el lector desearía, se lee agradablemente y tiene pasajes cautivadores. Creo que la novela, si bien tiene un final trepidante, adolece de un comienzo demasiado lento y repetitivo en algunos momentos. La historia, como ha pasado durante toda la trilogía, se divide en muchos frentes, y los sucesos que ocurren en el Mitonar son sencillamente mucho menos interesantes que todos los relacionados con la Vivacia y el Dechado (me niego a cambiarle el nombre como han hecho en esta tercera entrega, nuevo nombre "Paragon" quizás más adecuado de acuerdo al desenlace de la historia, pero me sigue pareciendo un crimen que un cambio de traductores origine un cambio tan grande en mitad de una saga). Creo que Hobb se sirve de algunos trucos para el desarrollo de sus personajes, pero en general es increible la calidad de esta autora para narrar por separado todas estas historias aportando -interés particular mío al margen- siempre algún detalle importante en cada una de ellas y, finalmente, unirlas todas con una naturalidad pasmosa para general el sobresaliente clímax final de la obra.
Es esta una saga atípica; alejada de grandes batallas y guerras cuenta el nacimiento de una nación y el renacer de una raza olvidada centrándose absolutamente en los personajes y restando importancia a los hechos. Naturalmente hay batallas y giros argumentales, pero podemos decir sin miedo a equivocarnos que el número de "proezas físicas" es muy reducido. Hay, en compensación, una desorbitada cantidad de diálogos sobre cuestiones políticas, morales y mercántiles. Tiene graves defectos: la trama política y social del Mitomar resulta pesada en ocasiones y el desarrollo de los personajes se me hace surreal en algunos momentos (suele estar muy cuidado y elaborado, pero en algunos momentos puntuales los personajes cambian casi por completo como si un resorte se hubiera activado). No obstante, es un relato terriblemente sólido y firme, original tanto en su planteamiento e idea original como en su desarrollo, alejado de tópicos y muy verídico en cuanto a las motivaciones de los personajes y los actos que estas les llevan a realizar.
Es literatura fántastica de calidad, eso es innegable; partiendo de un escenario fántastico nos muestra una batalla despiadadamente realista por poder y como las ambiciones y los hombres se estrellan contra la dura realidad. Pero, igualmente que resulta obvio que esta literatura esta muy por encima de un relato de los Reinos Olvidados, también lo es que el ritmo de la historia y el tránsito de una partes partes de la historia a otros resultan muy forzados en ocasiones. Es esta una muy buena saga, pero 2000 páginas se me hacen a todas luces excesivas para una historia que no es ni tan densa ni tan rica como otras sagas más cortas.
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