Dexter ha sido una de las revelaciones del competitivo panorama de series que existe actualmente en los Estados Unidos. Su primera temporada nos colocaba en la retorcida mente de un frío asesino completamente amoral, el concepto era tan sugerente y el personaje principal estaba tan magistralmente dibujado que el espectador adquiría una extraña empatía con él y con la serie en si. La primera temporada nos presentaba a Dexter y a su mundo, no obstante, el climax de aquella docena de episodios colocó a nuestro asesino en una cruel encrucijada que destruyo su particular sistema de valores. Esta segunda temporada comienza en este punto y se adentra mucho más en la personalidad del asesino, en sus motivaciones y en sus sentimientos de culpa. En la primera temporada Dexter era esclavo de su propia adicción a matar, en esta, de alguna manera la supera y podemos decir que logra encontrar su verdadera personalidad.
El hilo conductor de esta segunda temporada es toda una genialidad por parte del autor de las novelas, pues gira en torno al propio Dexter al ser descubiertos los cadáveres que había estado arrojando al Atlántico durante años. Esto provocara que todos los esfuerzos de la policía (en la cual el mismo se encuentra) y el FBI se centren en encontrar a "el Carnicero de la Bahía". El cerco poco a poco se ira cerrando en torno a Dexter y veremos como la paranoia de este aumenta al mismo tiempo que comienza a plantearse quien es verdaderemente y si esta actuando correctamente. Este es el verdadero gran pilar de esta segunda temporada, pues el "código" de Harry se desmorona, como lo hace la figura del padre adoptivo del protagonista. Con estas dudas Dexter ya no sabe si hace el bien o el mal, e incluso comienza a importarle y empieza a experimentar algo que podíamos llamar conciencia. Es aquí donde entra Layla, personaje que sacudirá aún más los débiles cimientos de la personalidad de Dexter y que se eregirá como la particular e inusual gran villana de esta segunda temporada.
Es esta segunda una temporada mucho más inusual y arriesgada que la primera, el principal conflicto yace en el interior del protagonista, confiriéndole a la serie un tono mucho más íntimo y menos comercial. No obstante, teniendo en cuenta el particular y díficil argumento de esta serie, es una decisión más que acertada pues ha contribuido a definir aún mejor el personaje y lo ha hecho crecer mucho. No obstante, esta prioridad que se da al desarrollo de Dexter se realiza en favor de las historias policiacas y del desarrollo del propio caso principal de la temporada; la serie sigue teniendo multitud de hilos abiertos, pero la sensación de continuidad en el caso principal resulta particularmente dañada por esta dirección argumental.
El desarrollo de secundarios es también muy valiente en esta segunda temporada, destacando la evolución de Laguerra y Doakes, ambas sorprendentes y muy arriesgadas. En este aspecto hay que señalar también la de Deb, sólo que la suya vuelve a estar centrada en escarceos amorosos y muestra que es un personaje que existe más como soporte de su hermano que como personaje individual, espero que en la tercera temporada se le de un enfoque radicalmente distinto.
De los aspectos técnicos apenas se puede comentar nada, la serie es bastante convencional en este aspecto y unicamente habría que reseñar nuevamente la monstruosa tarea de Michael C. Hall como Dexter.
En resumen, se trata de una segunda temporada muy distinta a la anterior, más arriesgada, valiente e íntima. La serie no ha querido repetirse y ha evolucionado profundizando aún más en la personalidad de su protagonismo. Si bien es menos accesible, no me parece que esta temporada desmerezca en absoluto a su predecosa, incluso diría que sube el nivel.
El hilo conductor de esta segunda temporada es toda una genialidad por parte del autor de las novelas, pues gira en torno al propio Dexter al ser descubiertos los cadáveres que había estado arrojando al Atlántico durante años. Esto provocara que todos los esfuerzos de la policía (en la cual el mismo se encuentra) y el FBI se centren en encontrar a "el Carnicero de la Bahía". El cerco poco a poco se ira cerrando en torno a Dexter y veremos como la paranoia de este aumenta al mismo tiempo que comienza a plantearse quien es verdaderemente y si esta actuando correctamente. Este es el verdadero gran pilar de esta segunda temporada, pues el "código" de Harry se desmorona, como lo hace la figura del padre adoptivo del protagonista. Con estas dudas Dexter ya no sabe si hace el bien o el mal, e incluso comienza a importarle y empieza a experimentar algo que podíamos llamar conciencia. Es aquí donde entra Layla, personaje que sacudirá aún más los débiles cimientos de la personalidad de Dexter y que se eregirá como la particular e inusual gran villana de esta segunda temporada.
Es esta segunda una temporada mucho más inusual y arriesgada que la primera, el principal conflicto yace en el interior del protagonista, confiriéndole a la serie un tono mucho más íntimo y menos comercial. No obstante, teniendo en cuenta el particular y díficil argumento de esta serie, es una decisión más que acertada pues ha contribuido a definir aún mejor el personaje y lo ha hecho crecer mucho. No obstante, esta prioridad que se da al desarrollo de Dexter se realiza en favor de las historias policiacas y del desarrollo del propio caso principal de la temporada; la serie sigue teniendo multitud de hilos abiertos, pero la sensación de continuidad en el caso principal resulta particularmente dañada por esta dirección argumental.
El desarrollo de secundarios es también muy valiente en esta segunda temporada, destacando la evolución de Laguerra y Doakes, ambas sorprendentes y muy arriesgadas. En este aspecto hay que señalar también la de Deb, sólo que la suya vuelve a estar centrada en escarceos amorosos y muestra que es un personaje que existe más como soporte de su hermano que como personaje individual, espero que en la tercera temporada se le de un enfoque radicalmente distinto.
De los aspectos técnicos apenas se puede comentar nada, la serie es bastante convencional en este aspecto y unicamente habría que reseñar nuevamente la monstruosa tarea de Michael C. Hall como Dexter.
En resumen, se trata de una segunda temporada muy distinta a la anterior, más arriesgada, valiente e íntima. La serie no ha querido repetirse y ha evolucionado profundizando aún más en la personalidad de su protagonismo. Si bien es menos accesible, no me parece que esta temporada desmerezca en absoluto a su predecosa, incluso diría que sube el nivel.
2 comentarios:
Bueno, no me he leido ni la mitad de la entrada, pero por lo que dices parece que la cosa mejora y eso viniendo de ti (que parecía que la primera no te convenciera mucho), es algo a tener en cuenta ^^.
A mi la primera si me gusto, y bastante, sólo que no me parecía la panacea que en muchos foros describían. Tenía algunos defectos.
Esta segunda temporada, no se si será mejor o peor, pero es distinta. Tiene un enfoque más minimalista e íntimo. Y, al menos para mi, la serie ha salido ganando con el cambio.
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