"GTO" es una serie casi mítica en el ámbito otaku, una de esas series que apareció a principios de esta década y que se convirtió en bandera de los fansub y obra de culto. Una serie que recoge la inmensa mayoría de las virtudes de anime, pero que se convirtió en mítica por el carisma de sus personajes y la considerable carga de crítica social que conllevaba su inusual escenario.
Porque GTO narra las peripecias de un macarra cuya máxima ambición es convertirse en profesor para acostarse con jovencitas. Onizuka bebe y fuma, tiene una facilidad pasmosa para meterse en peleas y ofender a todo el mundo y esta traumatizado por ser virgen a los 22 años. Pero Onizuka, por encima de todo, es un "hombre"; un joven que ve a muchachos en problemas y no duda en hacer cualquier cosa por ayudarle. Onizuka ve las verdades del mundo y actua de acuerdo a unos ideales que se basan en conceptos tan claros como la libertad y la responsabilidad que esta misma acarrea. Onizuka no siempre se enfrenta a adultos para defender a sus alumnos, tampoco vacila un instante cuando sus alumnos actuan como niños y necesitan una verdadera lección. Es un personaje extraño que, como la gran Kanzaki Urumi dice "es un borracho, un idiota y un pervertido, pero... es sincero, no niega su perversión". Es esta sinceridad la que hace especial a Onizuka, es esta sinceridad la que le impide ver una injusticia y no actuar en consecuencia, es esta sinceridad la que hace que todos los que esten a su alrededor acaben apreciándolo y aprendan de él valores mucho más importantes que estupideces de libros de texto. GTO es un canto a la tolerancia y la libertad, a la justicia y a la responsabilidad, a la amistad y a la juventud y sus sueños. Pero estos no son valores ajenos a otras series, y lo que hace grande a esta serie es una considerable cantidad de drama y crítica social. Los ideales que Onizuka transmite a sus alumnos son verdaderamente importantes porque los problemas a los que sus chicos se enfrentan son en ocasiones muy graves, y Onizuka es capaz de ayudarles a todos con una herramienta tan simple como poderosa que se llama verdad.
GTO es, no obstante, una hilarante comedia que se sustenta sobre el desbordante carisma de su protagonista y algunos de sus alumnos. Esta serie toca asuntos tan peliagudos como los suicidios juveniles, los abusos a los débiles, la marginación de alumnos, el abandono de los padres ante sus hijos, la rigidez y la hipocresía de un sistema que obliga a unos jovenes que todavía no saben lo que quieren a tomar decisiones que afectaran a toda su vida, la soledad de los muchachos, la tiranía de los profesores e incluso los abusos sexuales. Y en ocasiones los toca con una brutalidad horrible, pero siempre los suaviza y los resuelve con un sentido del humor increible. Onizuka esta como una regadera; es capaz de dar una paliza a sus alumnos, de sacar fotos de ellas casi desnudas, de enfrentar a sus alumnos a sus peores miedos para que los superen, de enfrentarse en varias ocasiones a los Yakuza, de fingir secuestros y acabar perseguido por el ejército, de enfrentarse a una horda de delincuentes, de golpear a otros profesores y de arriesgar su vida cuantas veces haga falta sin pensarselo. Y Onizuka lo hace siempre con una sonrisa en la boca, por su propia voluntad y con el único fin de dar una lección -por muy surrealista que sea- a sus alumnos. Y si cuando hace esto puede hacerlo disfrazado, emborracharse, robar algo de dinero o conseguir espiar a alguna mujer... mejor que mejor. Onizuka no oculta nunca ninguno de sus innumerables defectos.
Pero si Onizuka es carismático no puede decirse otra cosa de sus alumnos, todos ellos con conflictos perfectamente desarrollados a lo largo de la serie. Si bien la serie parte de muchos tópicos habituales, partiendo del humor y el drama siempre consigue dotar de un buen contexto a todos sus personajes. Personajes tan tópicos como el pobre muchacho que sufre abusos y la chica tonta de cuerpo de escándalo son algo más que arquetipos, tienen profundida y evolucionan a lo largo de la serie ganándose el cariño del espectador o lector. Disponemos también de un gran número de villanos que, conforme Onizuka vaya ayudando a superar sus traumas, irán pasándose a su bando, pero también en ellos hay una considerable variedad tanto de personalidades y problemas como de formas de actuar: así pues tenemos desde las simples y terribles "brujas" como Anko o Miyabi, a formas mucho más puras y refinadas del mal como serían Mayu y Tokiwa (estos sólo presentes en el manga). Tenemos también a secundarios cuasi exclusivamente cómicos como Kunio. Y luego tenemos a Kanzaki, una maquiavélica genio que acaba siendo la más leal a Onizuka hasta el punto de querer fugarse con él o incluso estar a punto de cortarse las venas cuando la vida de "su Onizuka" corre peligro. Kanzaki es un personaje tan carismático que llega incluso a eclipsar al propio Onizuka. La serie también presenta personajes adultos, pero en ellos la comedia deja paso a una clara reflexión sobre el sentido de la enseñanza, un mensaje que en ocasiones se me hace demasiado repetitivo.
El trabajo del estudio Pierrot en la serie es difícil de juzgar. En primer lugar, existe el grave problema de que el manga no esta enteramente adaptado y de que casi la mitad de la obra permanece inédita en la pequeña pantalla. No creo que Pierrot tuviera mucho que decidir en este aspecto, pero hay que decir en su favor que se inventaron un último par de episodios muy dignos y absolutamente coherentes con el resto de la serie. Sobre el resto de la serie, hemos de partir de la premisa de que el argumento y sus protagonistas ya partían del gran manga de Fujisawa, así pues sólo se debería juzgar la calidad de la animación y los aspectos técnicos. El diseño de los personajes, visto hoy día, parece algo desfasado, pero aquí hay que tener en cuenta que el dibujo propio del manga es muy particular: preciosista y delicado en algunas escenas puntuales, salvaje y brutal en otras, completamente deformado en otras y "normal" durante la mayoría de las escenas. El anime capta bien ese dibujo, pero en ocasiones la animación sufre altibajos alarmantes e, igual que hay escenas tremendamente animadas, hay otras en la que el espectador siente casi vergüenza ajena. La música, por su parte, es magnífica y encaja perfectamente con la serie (teniendo que mencionar aquí especialmente el gamberro primer opening: "Driver´s high" de Larc`en´ciel). Así mismo, la selección de las voces es bastante buena, aunque en buena medida todo el casting queda eclipsado por Wataru Takagi y su monstruoso trabajo como Eikichi Onizuka.
El último apartado de esta ya extensa reseña va para esa segunda mitad del manga que no esta adaptada al anime. Es una segunda parte más densa y compleja que la primera, como es habítual el número de sagas es menor pero estas son más densas. El nível de la tragedia sube varios peldaños y los problemas a los que se enfrenta Onizuka son mayores, así como la crítica social a un sistema absolutamente corrompido. Quizás en esta saga hay menos elementos de comedia y más acción pura y dura, pero creo que aún así el equilibrio entre ellos es bastante bueno y la serie -ya sustentada sobre unos personajes muy consolidados- se mantiene a la perfección. Fujisawa presenta pocos personajes más y no los útiliza demasiado, recurriendo casi siempre a los personajes antiguos. Unicamente podríamos contar como verdaderas incorporaciones a Mayu, Tokiwa, Sho y la nueva directora; y el papel de los dos primeros es relativamente pequeño. Los antiguos personajes son utilizados con acierto y, si bien no todos crecen como lo hacen Aizawa o Kanzaki, no tenemos nunca la sensación de que el autor se este olvidando de ellos.
Es una pena, no obstante, que momentos como la batalla contra los cien gamberros, la tumba de nieve de Kanzaki, la llegada de Tokiwa o la revelación final sobre Aizawa no fueran adaptados al anime, pues el nivel de estas historias no es ni mucho menos inferior a las que fueron animadas. No obstante, creo que al final la serie peca de exageración al reincidir demasiado en algunos mensajes que, por la importancia que pretende darles acaban resultando casi increibles. Durante el anime se incide mucho en la responsabilidad de los profesores para con los alumnos y en la labor sagrada que es la educación, en esta segunda parte se enfatiza aún más este mensaje y se lleva a los profesores hasta un nivel demasiado alto.
No obstante, los pequeños defectos de GTO no empequeñecen en absoluto su gran número de virtudes. Una serie absolutamente genial e imprescindible que hace cuatro años me reenganchó a esto del anime y que, vista ahora, se mantiene tan fresca como entonces.
Porque GTO narra las peripecias de un macarra cuya máxima ambición es convertirse en profesor para acostarse con jovencitas. Onizuka bebe y fuma, tiene una facilidad pasmosa para meterse en peleas y ofender a todo el mundo y esta traumatizado por ser virgen a los 22 años. Pero Onizuka, por encima de todo, es un "hombre"; un joven que ve a muchachos en problemas y no duda en hacer cualquier cosa por ayudarle. Onizuka ve las verdades del mundo y actua de acuerdo a unos ideales que se basan en conceptos tan claros como la libertad y la responsabilidad que esta misma acarrea. Onizuka no siempre se enfrenta a adultos para defender a sus alumnos, tampoco vacila un instante cuando sus alumnos actuan como niños y necesitan una verdadera lección. Es un personaje extraño que, como la gran Kanzaki Urumi dice "es un borracho, un idiota y un pervertido, pero... es sincero, no niega su perversión". Es esta sinceridad la que hace especial a Onizuka, es esta sinceridad la que le impide ver una injusticia y no actuar en consecuencia, es esta sinceridad la que hace que todos los que esten a su alrededor acaben apreciándolo y aprendan de él valores mucho más importantes que estupideces de libros de texto. GTO es un canto a la tolerancia y la libertad, a la justicia y a la responsabilidad, a la amistad y a la juventud y sus sueños. Pero estos no son valores ajenos a otras series, y lo que hace grande a esta serie es una considerable cantidad de drama y crítica social. Los ideales que Onizuka transmite a sus alumnos son verdaderamente importantes porque los problemas a los que sus chicos se enfrentan son en ocasiones muy graves, y Onizuka es capaz de ayudarles a todos con una herramienta tan simple como poderosa que se llama verdad.
GTO es, no obstante, una hilarante comedia que se sustenta sobre el desbordante carisma de su protagonista y algunos de sus alumnos. Esta serie toca asuntos tan peliagudos como los suicidios juveniles, los abusos a los débiles, la marginación de alumnos, el abandono de los padres ante sus hijos, la rigidez y la hipocresía de un sistema que obliga a unos jovenes que todavía no saben lo que quieren a tomar decisiones que afectaran a toda su vida, la soledad de los muchachos, la tiranía de los profesores e incluso los abusos sexuales. Y en ocasiones los toca con una brutalidad horrible, pero siempre los suaviza y los resuelve con un sentido del humor increible. Onizuka esta como una regadera; es capaz de dar una paliza a sus alumnos, de sacar fotos de ellas casi desnudas, de enfrentar a sus alumnos a sus peores miedos para que los superen, de enfrentarse en varias ocasiones a los Yakuza, de fingir secuestros y acabar perseguido por el ejército, de enfrentarse a una horda de delincuentes, de golpear a otros profesores y de arriesgar su vida cuantas veces haga falta sin pensarselo. Y Onizuka lo hace siempre con una sonrisa en la boca, por su propia voluntad y con el único fin de dar una lección -por muy surrealista que sea- a sus alumnos. Y si cuando hace esto puede hacerlo disfrazado, emborracharse, robar algo de dinero o conseguir espiar a alguna mujer... mejor que mejor. Onizuka no oculta nunca ninguno de sus innumerables defectos.
Pero si Onizuka es carismático no puede decirse otra cosa de sus alumnos, todos ellos con conflictos perfectamente desarrollados a lo largo de la serie. Si bien la serie parte de muchos tópicos habituales, partiendo del humor y el drama siempre consigue dotar de un buen contexto a todos sus personajes. Personajes tan tópicos como el pobre muchacho que sufre abusos y la chica tonta de cuerpo de escándalo son algo más que arquetipos, tienen profundida y evolucionan a lo largo de la serie ganándose el cariño del espectador o lector. Disponemos también de un gran número de villanos que, conforme Onizuka vaya ayudando a superar sus traumas, irán pasándose a su bando, pero también en ellos hay una considerable variedad tanto de personalidades y problemas como de formas de actuar: así pues tenemos desde las simples y terribles "brujas" como Anko o Miyabi, a formas mucho más puras y refinadas del mal como serían Mayu y Tokiwa (estos sólo presentes en el manga). Tenemos también a secundarios cuasi exclusivamente cómicos como Kunio. Y luego tenemos a Kanzaki, una maquiavélica genio que acaba siendo la más leal a Onizuka hasta el punto de querer fugarse con él o incluso estar a punto de cortarse las venas cuando la vida de "su Onizuka" corre peligro. Kanzaki es un personaje tan carismático que llega incluso a eclipsar al propio Onizuka. La serie también presenta personajes adultos, pero en ellos la comedia deja paso a una clara reflexión sobre el sentido de la enseñanza, un mensaje que en ocasiones se me hace demasiado repetitivo.
El trabajo del estudio Pierrot en la serie es difícil de juzgar. En primer lugar, existe el grave problema de que el manga no esta enteramente adaptado y de que casi la mitad de la obra permanece inédita en la pequeña pantalla. No creo que Pierrot tuviera mucho que decidir en este aspecto, pero hay que decir en su favor que se inventaron un último par de episodios muy dignos y absolutamente coherentes con el resto de la serie. Sobre el resto de la serie, hemos de partir de la premisa de que el argumento y sus protagonistas ya partían del gran manga de Fujisawa, así pues sólo se debería juzgar la calidad de la animación y los aspectos técnicos. El diseño de los personajes, visto hoy día, parece algo desfasado, pero aquí hay que tener en cuenta que el dibujo propio del manga es muy particular: preciosista y delicado en algunas escenas puntuales, salvaje y brutal en otras, completamente deformado en otras y "normal" durante la mayoría de las escenas. El anime capta bien ese dibujo, pero en ocasiones la animación sufre altibajos alarmantes e, igual que hay escenas tremendamente animadas, hay otras en la que el espectador siente casi vergüenza ajena. La música, por su parte, es magnífica y encaja perfectamente con la serie (teniendo que mencionar aquí especialmente el gamberro primer opening: "Driver´s high" de Larc`en´ciel). Así mismo, la selección de las voces es bastante buena, aunque en buena medida todo el casting queda eclipsado por Wataru Takagi y su monstruoso trabajo como Eikichi Onizuka.
El último apartado de esta ya extensa reseña va para esa segunda mitad del manga que no esta adaptada al anime. Es una segunda parte más densa y compleja que la primera, como es habítual el número de sagas es menor pero estas son más densas. El nível de la tragedia sube varios peldaños y los problemas a los que se enfrenta Onizuka son mayores, así como la crítica social a un sistema absolutamente corrompido. Quizás en esta saga hay menos elementos de comedia y más acción pura y dura, pero creo que aún así el equilibrio entre ellos es bastante bueno y la serie -ya sustentada sobre unos personajes muy consolidados- se mantiene a la perfección. Fujisawa presenta pocos personajes más y no los útiliza demasiado, recurriendo casi siempre a los personajes antiguos. Unicamente podríamos contar como verdaderas incorporaciones a Mayu, Tokiwa, Sho y la nueva directora; y el papel de los dos primeros es relativamente pequeño. Los antiguos personajes son utilizados con acierto y, si bien no todos crecen como lo hacen Aizawa o Kanzaki, no tenemos nunca la sensación de que el autor se este olvidando de ellos.
Es una pena, no obstante, que momentos como la batalla contra los cien gamberros, la tumba de nieve de Kanzaki, la llegada de Tokiwa o la revelación final sobre Aizawa no fueran adaptados al anime, pues el nivel de estas historias no es ni mucho menos inferior a las que fueron animadas. No obstante, creo que al final la serie peca de exageración al reincidir demasiado en algunos mensajes que, por la importancia que pretende darles acaban resultando casi increibles. Durante el anime se incide mucho en la responsabilidad de los profesores para con los alumnos y en la labor sagrada que es la educación, en esta segunda parte se enfatiza aún más este mensaje y se lleva a los profesores hasta un nivel demasiado alto.
No obstante, los pequeños defectos de GTO no empequeñecen en absoluto su gran número de virtudes. Una serie absolutamente genial e imprescindible que hace cuatro años me reenganchó a esto del anime y que, vista ahora, se mantiene tan fresca como entonces.
10 comentarios:
Gran reseña. Onizuka es el amo.
Dejé el manga en el tomo 4 por que lo editaba Sarnaline, el anime me han dicho que es una mierda comparado con su versión en papel.
Y (esto es una apreciación muy personal) creo que te has pasado 3 pueblos al catalogarla de imprescindible.
Un saludo.
Me encanta GTO, me harté de reir con el anime y ahora estoy comprando el manga, hasta que Mangaline vuelva a lanzar más novedades. Una verdadera pena que esta editorial tenga esta licencia T_T
muramasa, sí, y encima tiene a Kanzaki al lado.
pd: indirecta para tu sección de féminas XD
kururin, la versión de papel es... más densa. El echii y la violencia son más intensos, como es normal, pero también la carga dramática y las reflexiones internas de los personajes (a mi en algunos momentos se me hace excesivo en este aspecto, sobre todo con las reflexiones del subdirector).
La definición de "imprescindible", como no puede ser de otra forma, es completamente subjetiva. Particularmente le tengo un cariño muy especial a este manga-anime, pero además considero sinceramente que es muy bueno. Pero, naturalmente, cada uno tiene sus gustos.
bambú, yo no me la compro por la editorial (lo cual, por desgracia para ellos, es un círculo vicioso). Tengo bastante de ellos con Berserk.
Lo mejor de GTO es su protagonista obviamente, esa mezcla de madurez y lo contrario, porque Onizuka es un hombre para las cosas verdaderamente importantes, pero un adolescente en muchos aspectos, personalmente si la encuentro imprescindible, hoy dia es dificil encontrar un prota tan autentico y carismatico como Onizuka.
El anime me gustó bastante, aunque ya al final se me estaba haciendo demasiado repetitivo.
Luego empecé con el manga y no aguanté mucho, me vi lo de Kanzaki y poco más. No se por qué pero no terminó de engancharme, fui perdiendo el interés y abandoné.
Onizuka y Kanzaki son muy grandes, en eso estoy de acuerdo. Igual más adelante le doy otra oportunidad...
gambit, una definición bastante acertada. En ese aspecto recuerda a protagonistas como Luffy de One Piece, gente que carga con sus problemas pero que aprende de ellos para ayudar a los demás. Adultos que lo son en momentos grandes y que durante el resto del tiempo se dedican a ser niños que disfrutan de la vida... cuando lo normal es al reves.
raistlin, el problema es que el personaje del subdirector acaba cansando demasiado, cuando uno lo que en verdad quiere ver es la interrelación "feliz" de Onizuka con sus alumnos y menos drama. Y luego viene la nueva directora y sus "angeles", que si bien proporcionan un arco tan glorioso como el de Tokiwa inciden aún más en estos defectos.
A mi me paso algo parecido cuando vi el anime por primera vez y después intente seguir el manga varios meses después, no enganchaba tanto. Pero ahora que lo he revisto y estaba completamente viciado he podido disfrutar del manga en su plenitud. El arco de Mayu es muy bueno, el de Kanzaki es sencillamente precioso, y luego Tokiwa y la revelación final de Miyabi son también muy buenos. Te recomendaría que volvieras a ver el anime si hace ya mucho que lo viste (en mi caso eran casi cuatro años) y después le dieras una nueva oportunidad al manga.
Si no lo publicará Mangaline. Desde luego con esta reseña, a uno le entra el interés por hacerse con ella.
Yo y el anime, es que no nos llevamos muy bien. Me tiene que atrapar por completo.
Yo te recomendaría que le echaras un vistazo al anime, es tan... "anime" que engancha. Con esta serie fue con la que yo reentré al mundillo otaku hace unos años.
Esta serie es la hostia. He dicho.
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