Esta serie ha sido, sin duda, una grata sorpresa de la temporada de anime veraniega. Esta muy lejos de la inclasificable genialidad de Bakemonogatari, pero al margen de esa serie creo que podría decir que ha sido mi serie favorita de este periodo. Y lo es porque, sencillamente, es agradable de ver. Siempre se ha dicho que cuando se cuenta una historia de amor lo interesante no es el camino hasta el primer beso, si no lo que sucede después. En lo ordinario, en el cotidiano, en el lento desgaste de la vida, esta la mayor de la aventuras. Lo extraordinario de lo que no es extraordinario. Y en este anime no vemos nada que podamos calificar como extraordinario, ni siquiera podemos considerar que la trama romántica sea un gran motor de la serie. Durante 12 episodios la serie se limita a narrar las peripecias de media docena de jóvenes que disfrutan mirando las estrellas. Este anime podría calificarse como una comedia romántica con tintes de "slice of life"; genero este tan complicado como gratificante.
Partiendo de la pareja que suponen el pausado Saku y la alocada Mihoshi, vamos conociendo a una pequeña colección de secundarios que conforman con ellos un pequeño club de astronomia. Hay algo de romance entre ellos (y un par de vértices más del conflicto amoroso), pero este no es ni mucho menos el objetivo de la serie y es usado mayormente con vistas a la comedia. Tenemos también algo de drama tratado con bastante sinceridad. Pero tenemos sobre todo simple y llana amistad e ilusión por una afición común. Soy poco o nada astronomo, pero la serie si transmite una agradable y sentida pasión por esta afición.
Tecnicamente es una serie del montón. Posee una animación normal y sus paisajes son bastante simples; el diseño de los personajes es bastante colorista y la rotulación en la propia de nuestros días. En cuanto a recursos narrativos nos encontramos con las clásicas deformaciones cabezonas, los fondos en blanco y algún que otro recurso más de los habituales en el género de la comedia romántica sencilla. La serie añade además un simbolismo bastante notable con la contemplación de las estrella y la visualización de alguna que otra constelación.
No es esta una serie extremadamente recomendable. No es una serie rompedora ni en sus formas ni en su argumento, es, sencillamente, una serie agradable. Es lenta y tranquila, y verdaderamente no pasa nada grande en torno al grupo protagonista, sencillamente disfrutan de su afición. Doce episodios de anime son, aproximadamente 4 horas, lo que duran dos películas o el tiempo que podemos perder facilmente durante una tarde aburrida. Mihoshi y compañía son unos agradables compañeros para compartir ese poco de tiempo.
Partiendo de la pareja que suponen el pausado Saku y la alocada Mihoshi, vamos conociendo a una pequeña colección de secundarios que conforman con ellos un pequeño club de astronomia. Hay algo de romance entre ellos (y un par de vértices más del conflicto amoroso), pero este no es ni mucho menos el objetivo de la serie y es usado mayormente con vistas a la comedia. Tenemos también algo de drama tratado con bastante sinceridad. Pero tenemos sobre todo simple y llana amistad e ilusión por una afición común. Soy poco o nada astronomo, pero la serie si transmite una agradable y sentida pasión por esta afición.
Tecnicamente es una serie del montón. Posee una animación normal y sus paisajes son bastante simples; el diseño de los personajes es bastante colorista y la rotulación en la propia de nuestros días. En cuanto a recursos narrativos nos encontramos con las clásicas deformaciones cabezonas, los fondos en blanco y algún que otro recurso más de los habituales en el género de la comedia romántica sencilla. La serie añade además un simbolismo bastante notable con la contemplación de las estrella y la visualización de alguna que otra constelación.
No es esta una serie extremadamente recomendable. No es una serie rompedora ni en sus formas ni en su argumento, es, sencillamente, una serie agradable. Es lenta y tranquila, y verdaderamente no pasa nada grande en torno al grupo protagonista, sencillamente disfrutan de su afición. Doce episodios de anime son, aproximadamente 4 horas, lo que duran dos películas o el tiempo que podemos perder facilmente durante una tarde aburrida. Mihoshi y compañía son unos agradables compañeros para compartir ese poco de tiempo.
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