Querido Dexter - Jeff Lindsay
No me gusta calificar esta novela como "fast book", suena evidentemente mal. Pero es lo que es y, además, creo, que en la literatura no es nada malo. La literatura no deja de ser otra cosa que una evolución de los cuentos, y estos no son otra cosa que la plasmación en papel de las historias de un viejo narrador ambulante. La literatura puede ser usada para muchas cosas, y en las páginas de cualquier obra siempre subyace un alma al que dan forma los pensamientos y experiencias de su autor. Pero rara vez la literatura es trascendente, puede intentar serlo muchas veces, pero pocas lo consigue. Y una novela que sólo quiere entretener es un pequeño tesoro que hay que saber valor. Eso es esta "Querido Dexter" de Lindsay, un viaje turístico a la cabeza de ese pintoresco y carismático personaje que es Dexter Morgan.
Este inhumano monstruo, que suple con mordaces comentarios su falta de humanidad, se hizo pronto terriblemente popular y motivo una serie de televisión que, a falta de una palabra mejor, se puede definir como grandiosa tanto en su primera como en su segunda temporada. A instancias de mi hermano he leído esta novela, la segunda de las que componen las particulares peripecias de este agradable forense con tendencia a jugar al Lego con personas vivas. La serie pronto pareció separarse de las novelas y, por lo que se entiende de esta lectura, el argumento de la primera parece ser parecido pero tener un desenlace notablemente diferente. En esta segunda temporada ya, sencillamente, cualquier parecido con la segunda temporada de la serie televisiva es irrisorio.
Pero seamos francos, en esta novela da absolutamente el argumento principal, que siempre será un maniaco homicida con un modus operandi superlativo que, por a o por b, acabara acercándose más de lo aconsejabe al buen Dexter. Lo interesante aquí es ver como Dexter lo afronta todo, como intenta ser humano, como le turban los desplieges de emociones de aquellos que le rodean y como lo analiza todo friamente con una lógica inhumana. Y, por encima de todo, esta la visión que Dexter tiene de si mismo y de todo lo que lo rodea. Y es aquí donde brilla la narrativa de Linday, pues el escritor americano escoge para su particular héroe una narrativa en primera persona que nos permite adentrarnos en la psique del Apuesto Dexter y no verlo todo desde su óptica, si no ser partícipes de sus pensamientos. Y eso es algo impagable.
Es este un libro de rápida lectura, apenas 300 páginas narradas con una gran claridad y versatilidad. Un libro de capítulos cortos y fáciles de asimilar. La acción se desarrolla con facilidad y sin grandes demostraciones, pues la propia acción siempre queda en segundo lugar ante lo que es la observación del propio Dexter de esos acontecimientos. Los dialogos son sencillos y directos, y no demasiado superfluos, pues siempre hay un coloquiante omitido que no es otro que el oscuro pasajero del protagonista.
Es, en definitiva, una novela que no tiene otra intención que la entretener y divertir con su retorcido -y nada sano- sentido del humor.
No me gusta calificar esta novela como "fast book", suena evidentemente mal. Pero es lo que es y, además, creo, que en la literatura no es nada malo. La literatura no deja de ser otra cosa que una evolución de los cuentos, y estos no son otra cosa que la plasmación en papel de las historias de un viejo narrador ambulante. La literatura puede ser usada para muchas cosas, y en las páginas de cualquier obra siempre subyace un alma al que dan forma los pensamientos y experiencias de su autor. Pero rara vez la literatura es trascendente, puede intentar serlo muchas veces, pero pocas lo consigue. Y una novela que sólo quiere entretener es un pequeño tesoro que hay que saber valor. Eso es esta "Querido Dexter" de Lindsay, un viaje turístico a la cabeza de ese pintoresco y carismático personaje que es Dexter Morgan.
Este inhumano monstruo, que suple con mordaces comentarios su falta de humanidad, se hizo pronto terriblemente popular y motivo una serie de televisión que, a falta de una palabra mejor, se puede definir como grandiosa tanto en su primera como en su segunda temporada. A instancias de mi hermano he leído esta novela, la segunda de las que componen las particulares peripecias de este agradable forense con tendencia a jugar al Lego con personas vivas. La serie pronto pareció separarse de las novelas y, por lo que se entiende de esta lectura, el argumento de la primera parece ser parecido pero tener un desenlace notablemente diferente. En esta segunda temporada ya, sencillamente, cualquier parecido con la segunda temporada de la serie televisiva es irrisorio.
Pero seamos francos, en esta novela da absolutamente el argumento principal, que siempre será un maniaco homicida con un modus operandi superlativo que, por a o por b, acabara acercándose más de lo aconsejabe al buen Dexter. Lo interesante aquí es ver como Dexter lo afronta todo, como intenta ser humano, como le turban los desplieges de emociones de aquellos que le rodean y como lo analiza todo friamente con una lógica inhumana. Y, por encima de todo, esta la visión que Dexter tiene de si mismo y de todo lo que lo rodea. Y es aquí donde brilla la narrativa de Linday, pues el escritor americano escoge para su particular héroe una narrativa en primera persona que nos permite adentrarnos en la psique del Apuesto Dexter y no verlo todo desde su óptica, si no ser partícipes de sus pensamientos. Y eso es algo impagable.
Es este un libro de rápida lectura, apenas 300 páginas narradas con una gran claridad y versatilidad. Un libro de capítulos cortos y fáciles de asimilar. La acción se desarrolla con facilidad y sin grandes demostraciones, pues la propia acción siempre queda en segundo lugar ante lo que es la observación del propio Dexter de esos acontecimientos. Los dialogos son sencillos y directos, y no demasiado superfluos, pues siempre hay un coloquiante omitido que no es otro que el oscuro pasajero del protagonista.
Es, en definitiva, una novela que no tiene otra intención que la entretener y divertir con su retorcido -y nada sano- sentido del humor.
2 comentarios:
Aún no he visto nada de Dexter y lo tengo pendiente. De todas formas, por lo que leo, me conformaré de sobra con ver la serie y no leer el libro que analizas.
saludos!!
Son visiones distintas, la serie, aunque solo sea porque el componente gore es más visible, es algo más "dura".
Las novelas son mas ligeras (también argumentalmente).
Publicar un comentario