Makunouchi Ippo vs un filipino o alguien de por ahí
&
George Morikawa vs la logica interna de la serie
Vale. Hajime no Ippo estaba muerta como serie, creo que esto todos más o menos lo sabíamos, pero estábamos en el primer punto del modelo de Kübler-Ross: lo negábamos como los habitantes de la ciudad Reloj negaban que les fuera a caer la Luna encima en 3 días. Todos queríamos creer en la serie. Morikawa nació en el 66, tiene 51 años... es relativamente joven, los 50 son los nuevos 40. Tiene problemas de salud, pero no parecen extraordinarios. Podíamos pensar que podía tener todavía al menos 15 años buenos como mangaka, 20 incluso. Y 20 años dan para escribir muchas páginas de manga, como este mismo hombre ya ha demostrado... aunque para mal.
Hace más de una década uno hacía sus cuentas. Intentaba imaginar que Takamura consiguiera su siguiente título en el capítulo 900... luego otro en el 1200, 1500 y finalmente el sexto cinturón en el 1800 antes de que Ippo encarara su combate final con Miyata. Parecía algo factible, de por medio se podía hacer tiempo con alguna desgracia para Aoki, una retirada por falta de rentabilidad para Kimura, una boda con Kumi e incluso una muerte de Kamogawa en los albores del fin del manga. Son ideas básicas de narrativa, recursos vistos en muchas obras, pero que más o menos funcionan bien si se ejecutan correctamente. El problema es que llegó el capítulo 900 y, quitando un buen combate de Miyata y un festival fanservicero en forma de Mashiba vs Sawamura, la historia no había avanzado, sólo habíamos visto una sucesión de defensas nacionales que no conducían a nada contra rivales sin carisma. La serie, además, estaba en su momento más bajo tras ese horrible combate contra Wooli (y sí, Morikawa nos ha recordado que ya en ese combate nos estaba preparando para este final... pero ese es otro tema).
Uno intentaba mantener la esperanza. Y llegaba el capítulo 1000, y el combate por el título de Takamura seguía sin llegar, y de hecho se nos anunciaba uno de unificación que no le interesaba a nadie (lo peor es que este fue un buen combate... con lo que uno no se explica por que Morikawa no puso a Bison nombre de pájaro). Ippo seguía con sus defensas y sus combates contra asiáticos, y había tenido uno verdaderamente malo contra un japonés al que había derrotado de un golpe. La serie estaba muy mal. Pero el combate de Volf estuvo bien (aunque siempre diré que si hubiera perdido aquel combate habría estado mejor, y habríamos ganado además un combate de revancha en el futuro), y parecía que la cosa podía comenzar a remontar. Era quizás el final de la mediocridad de la serie. Uno quería creer que volverían los buenos años.
Y los buenos años parecieron regresar. La serie seguía sin avanzar en lo que a Takamura se refería, pero la segunda derrota de Ippo fue francamente buena y dramática, y dio lugar a buenas escenas, aunque todos temíamos que requeriría bastantes decenas de capítulos de comeduras de cabeza para superar el trauma... el tiempo nos dio la razón en aquella predicción tan previsible, pero era un problema inherente a los combates eternos y la ausencia de derrotas.
Y llegó el día del regreso de Ippo. Mucho entrenamiento y mucho cansancio con lo de la línea. Nadie pensaba que Ippo pudiera estar tan mal, y nadie quería pensarlo. Era un pensamiento triste y que no tenía sentido en la serie, así que pensabamos que era un cutre motor dramático para la serie... todas las series de deportes juegan siempre con las lesiones de una forma infame, e Ippo ya lo había hecho con el ojo de Takamura y alguna que otra cosita mas.
Y el combate, que debería haber sido corto y simple, en plan molón, se eterniza. Y no se eterniza porque el rival sea bueno, se eterniza por una serie de casualidades y porque A IPPO LE DA POR SER GILIPOLLAS Y OBSERSIONARSE CON EL NUEVO DEMPSEY hasta el punto de ser arrogante y antipático para el lector, y esta actitud es incluso incongruente con ese boxeo de Kamogawa enfocado hacia las bases.
Y entonces... Ippo pierde.
Ippo no tiene fuerzas. Ippo esta roto, sabe que no puede continuar y sólo quiere enseñarle al entrenador ese nuevo Dempsey en acción. Y ni siquiera eso consigue.
¿POR QUÉ?
Puedo entender, y de hecho creo que todos sabemos que era inevitable, que Morikawa tenía que acabar la serie, pero el modelo de Kübler-Ross me permite pasar a la ira, que ahora mismo me parece mucho más gratificante ¿por qué hacerlo de una forma tan cruel? ¿por que hacerlo de una forma que traiciona tanto el espíritu mismo de toda la obra?
Tenemos el tema de la preparación para este final. El síndrome del punch drunk siempre ha estado en la serie como amenaza. Obvio, es algo real, y además es muy dramático, y joder... Ashita no Joe. Me ha gustado que en cierta manera se le da la razón a Miguel, porque es un personaje que siempre me ha caído muy bien, pero... NO TIENE SENTIDO. Vamos a ver, uno entiende que Ippo recibiera muchos golpes, era ridículo pero entiendo que -por mucho que llegado un momento fuera contraproducente- era el recurso de Morikawa para dar emoción y demostrar lo duro que es ese mundo. Creo que llegado un momento, con Ippo como un campeón, esto era absurdo, creo que era un fallo bastante obvio, esto no daba emoción a los combates porque todos sabíamos que nada se iba a decidir en el asalto 2 por mucho que el comentarista lo gritase, sólo servía para alargar hasta lo indecible unos combates que hacía mucho que habían caído en esa espiral de los shonnen que obliga a que cada enfrentamiento sea más largo que el anterior. Todo esto era un problema de la serie, del manga, que destrozaba el ritmo y disparaba el número de capítulos. La absurdez de que pracitcamente fueramos a un combate por año imposibilitaba que ver el final de la serie fuera viable, como también hacía que no tuvieramos empatía por los nuevos personajes o que estos no pudieran reutilizarse ya que no había siquiera tiempo para utilizar la decena de personajes establecidos en los primeros centenares de capítulos. Todo esto es un fallo de Morikawa, y es un fallo muy importante, quizás el más importante de toda la serie. Pero generaron otro fallo, un fallo que argumentalmente es monstruosamente grande. Kamogawa es un entrenador de boxeo, un entrenador al que le ha caído del cielo Takamura, pero que uno entiende que tiene un mínimo de calidad porque si no Miyata no estaría con él al principio de la serie, y el hombre tiene a su mejor amigo retirado en las montañas porque las peleas de boxeo le han dejado tonto (vale, si, fue el puño del conejo, fue a tración, yankis malos, japos buenos, blah, blah... todas las excusas que se quieran poner) PERO GRANDISIMO IMBECIL ¿VES QUE A TU MEJOR DISCIPULO POR AQUELLO DE SER INFIGHTER LE DAN TODOS LOS DIAS TROPOCIENTOS PUÑETAZOS Y NO TE SE OCURRE INTENTAR CAMBIAR ALGO SU ESTILO PARA QUE NO SE QUEDE TONTO COMO TU MEJOR AMIGO? No tiene sentido. Kamogawa no podía estar tan ciego, su obsesión por el título no es tan grande como la de Takamura.
Pero, seamos francos, Morikawa lo había estado preparando. El hombre se había dado cuenta hace X años de que iba a necesitar 2 vidas para acabar la serie, y ya sea por decisión propia o incentivado por la editorial había decidido acabar con la serie. Pero esta serie no es Ashita no Joe, esta serie no es un drama sobre la vida, la marginación y la aceptación de la identidad como lo fue aquella mítica obra de Ikki Kajiwara y Tatsuya Chiba. Esta serie era un spokon, una serie sobre la superación personal.
¿Ahora qué?
Ippo no solo no se ha superado, no sólo no ha crecido como persona si no que está condenado a vivir en la frustración. ¿Realista? Sin duda, pero en ningún momento ese ha sido el tono de la serie, y recurrir al discurso de la crueldad de la realidad es muy ruin. Cuando alguien va a ver "La gran evasión" no quiere que le pongan "La lista de Schindler". Uno sabe lo que pasó en la segunda mundial. Uno sabe que el mundo es, en su mayor parte una mierda, y uno sólo quiere evadirse, entretenerse durante unos pocos minutos. Hajime no Ippo no es leída por niños, sus más de 100 tomos deben intimidar casi a cualquier nuevo lector y todos sus compradores serán ya japoneses entrados en años que comenzaron la serie en los 90, y esos japoneses -ya con hijos- saben como es la vida, no necesitan que Morikawa les venga con el discurso fácil de sacrificios estériles y acabe con los ídolos que les acompañaron durante su infancia y juventud. Es el problema de las series que se eternizan, al final viven más tiempo en el imaginario colectivo que en las mentes de sus autores... por eso George R R Martin no acabará "Canción de Hielo y Fuego", porque cuando un monstruo de este tipo escapa al control de su autor es muy difícil que lo recupere (aquí, dicho sea de paso, me quito el sombrero ante un Kentaro Miura que de momento parece que ya sabe que hacer con Berserk después de su propia saga de defensas intrascendentes).
Sí, teóricamente Ippo se casaría con Kumi y serían felices, y el tiene que tener bastante dinero y podría tener un par de trabajos (no creo que este para conducir barcos, pero si podría ser ayudante de Kamogawa... aunque no se si eso sería lo mejor psicologicamente para ambos). Pero Ippo ha fracasado, será una persona triste, Kumi puede estar contenta de primeras... pero seguramente Mashiba también tendría algo que decir ahí, y ya ni hablemos de la pobre madre de Ippo que verá a su hijo mermado después de lo que pasó con su marido (del padre de Ippo y su fuerza directamente mejor no hablemos, porque no se si Morikawa habrá querido jugar a que el Dempsey era la gorra de Ippo a Kamogawa... pero ahí también ha fracasado).
De Miyata nos olvidamos, porque ahora uno no sabe ya muy bien para que estaba en la serie, él y todo el resto de secundarios que hacían las veces de rivales ahora quedan en una posición extraña. El sino de la pareja de Miyata-Ippo no es ya triste, es absurdo habida cuenta de las ganas que tenían ambos de enfrentarse y el hecho de que nunca vayan a hacerlo. Ippo no quería ser campeón de nada, sólo quería enfrentrarse a Miyata y demostrar la valia de su entrenador, y de Miyata podría decirse lo mismo en el sentido contrario (aunque al menos él si consiguió ensalzar la valía de su entrenador/padre).
De Kamogawa y el resto de miembros del gimnasio también es mejor no hablar. ¿Cómo puede sentirse el entrenador? Este es su fracaso más absoluto, sin duda. ¿Los compañeros? Ippo era el ejemplo a seguir, el que los inspiraba a superarse y a intentar ser Takamuras siendo meros mortales. ¿Takamura? Fue él quien metio a Ippo en el gimnasio y, teniendo en cuenta su adoración por Kamogawa y el cómo esto va a destrozar al anciano no es difícil que esto le desconcentre y acabe de alguna forma con su carrera.
Pero dejando a un lado todo esto -que es mucho dejar de lado- ¿QUÉ MIERDA DE COMBATE FINAL HEMOS VISTO?
Aquel final completamente anticlimático de Slam Dunk parecía difícil de superar, pero Morikawa lo ha conseguido, y además ha conseguido meter 1000 capítulos más antes, con lo que el enojo de los lectores es de los de órdago.
Ha habido combates para aburrir, y al final el hombre que acaba con Ippo, que consigue derrotar al que hasta entonces sólo habían derrotado el mejor de Japón y el segundo mejor del mundo es un personajillo que parece surgido de un generador de luchadores aleatorios. El propio Gonzalez había salido de la nada (Morikawa no es muy bueno en este sentido, eso lo sabemos, prácticamente no hemos conocido a ningún rival antes de su respectivo enfrentamiento), pero tenía el ranking de su parte y más o menos te lo creías... el tipejo de este combate es otro jodido Wooli que apenas lleva 3 combates a sus espaldas y que ya esta peleando con rankings mundiales. Otra vez esa mierda.
El enemigo en ningún momento parece ser especialmente fuerte. Ippo ya se había enfrentado a zurdos. Ippo tiene mucha más experiencia. Ippo destroza a este filipino en los primeros rounds... y luego de repente... a besar la lona.
¿Realismo? ¿Punch drunk? Da igual. Esto es ficción, y una ficción que lleva casi 30 años a sus espaldas. Uno no quiere realismo, quiere una fábula donde el bueno gane al dragón y se lleve a la princesa. Uno quiere ser niño leyéndola, o a las malas, adolescente. Y si eres adolescente quieres al menos épica. Ha habido oportunidades para ello. Para esta mierda de desenlace, ¿por que no adelantar un poco el drama de la linea y Kumi y hacer que la promesa de retirada ante una derrota sea antes del enfrentamiento con González? (incluso entonces puedes hacer que Ippo gane in extremis pero sea plenamente consciente de su síndrome y de que ha de retirarse) ¿por que no conseguir un combate contra el propio Martínez (digo yo que este hombre algún que otro combate contra top-10 hará ocasionalmente aunque solo sea para mantener la forma y llenarse los bolsillos)? ¿Por qué no forzar la trama para el esperado combate contra Miyata?
Puestos a acabar el manga, había mil y un desarrollos más lógicos y satisfactorios que uno en el que ni siquiera hemos podido el nuevo Dempsey.
Ha sido... cruelmente cruel.
¿Y si esto no acabará?
La posiblidad, aunque remota, existe... pero creo que todos sabemos que eso sería aún peor. Dramaticamente es interesante, por supuesto, y lo compraría en una serie que fuera por su capítulo 500, pero en una que va por el 1200 en completamente inviable habida cuenta de que necesitaríamos otro para de años para superar el trauma de la derrota con la narrativa actual. Y bueno... una cosa es tontear e insinuarlo, pero una vez que muestras daño cerebral no hay marcha atrás, claro. Hajime no Ippo esta virtualmente acabada a la espera de Morikawa queme las negras naves destrozando el mito de Takamura en los próximos capítulos.