Por inesperada, sin duda la mayor alegría que me ha dado mi Wii. "Fire Emblem" es una saga que, si bien no puede ser considerada de las grandes de Nintendo, lleva casi 20 años regalando juegos a unos fans que la adoran. Un amigo mio no paraba de decirme que me comprara el "Path of radiance" de la GameCube, pero por entonces la saga no me atraía demasiado. Ahora me arrepiendo. Le he dado una oportunidad a la saga con esta décima entrega para la Wii. Y me ha encantado. No obstante, es un juego muy dificil de analizar.
Comenzemos por el aspecto gráfico, pues lo primero que vemos es que es un juego visualmente muy pobre. Parece un juego de Gamecube (de hecho lo es, sólo que Nintendo decidio adaptarlo un poco para su Wii y no sacarlo en una consola muerta) y no aprovecha en absoluto el mando de la blanquita de Nintendo (se podría jugar incluso con el mando de la Nes). Pero lo cierto es que todo esto importa poco o nada. Cierto es que, viendo la complejidad de los escenarios (inexistente) y lo prefijadas de las animaciones en las batallas, podría habersele dado un lavado gráfico importante y conseguir un juego mucho más espectacular. Pero si bien espero algo así en la siguiente entrega de la serie (aunque rezo para que no existan las animaciones eternas que muchas veces destrozan los juegos de rol), poco importa de cara al desarrollo del juego.
"Fire Emblem" es lo que suele llamarse un "tactical-rpg". El escenario se nos muestra como una gigantesca cuadrícula sobre la cual se encuentran nuestras fuerzas y las de nuestros enemigos (en ocasiones también hay "otros" personajes, normalmente civiles o aliados). El escenario no siempre es enteramente "recorrible", hay bosques, lagos, murallas o desniveles que debemos aprovechar. La capacidad de movimiento de cada tipo de unidad es distinta, así como el rango de acción de sus armas. Naturalmente, hay varios tipos de unidades y tendremos a nuestra disposición magos, arqueros, espachines, guerreros, monjes, jinetes e incluso hombres-bestias; cada unidad tiene distintos atributos y es vulnerable o superior en batalla a otros tipos de unidades. Se nos ofrecerá un turno en el cual podremos mover a todas nuestras unidades, y tras ello será el turno del enemigo. Aunque con variantes, el objetivo siempre consiste en derrotarle. Esta pseudo partida de ajedrez te obliga a pensar bastante antes de cada movimiento para conseguir infligir el mayor daño a tus enemigos pero al mismo tiempo no dejar desprotegidas a tus unidades más débiles (pues de seguro tu enemigo irá a por ellas, y una vez esten muertas habrán desaparecido para siempre del juego), tampoco se ha de abusar de las unidades extremadamente fuertes pues hemos de intentar subir el nivel de las más débiles a fin de que no estorben demasiado; además no todo consiste en matar a todos los enemigos pues el juego ofrece en este aspecto algunas pantallas distintas como la defensa de un castillo que, si bien la base es la misma, evitan que el juego caiga en la monotonía. El juego ofrece una cantidad increible de posibilidades. Disponemos de más de 70 héroes, podemos combinarlos como queramos entre ellos, además podemos equiparlos con distintas armas o habilidades según deseemos, así como establecer entre ellos vínculos de apoyo o refuerzo. Hay múltiples opciones para afrontar cada combate y cada pantalla. Todo es a la vez extrañamente complejo y simple, pero sobre todo adictivo y divertido.
Es dificil hablar de la historia de este juego, pues muestra un extraña mezcla entre infantilismo narrativo y un contexto sociopolítico bastante complejo y sugerente. El juego, a través de más de cuarenta pantallas, nos muestra la situación de varios paises. Vemos una rebelión, vemos el intento de golpe de estado, vemos una guerra abierta entre varias naciones y vemos finalmente una batalla contra los propios dioses. El juego, si bien nos presenta unas conversaciones entre personajes bastante simplificadas y casi infantiles, nos muestra también conflictos de religión y raza. Las líneas individuales de cada personaje resultan ridículas, pero juntas conforman un mosaico mucho más complejo, denso e interesante. El análisis que este juego hace de la guerra, sus motivos y sus víctimas, es de los mejores y más realistas que he visto es un juego y ha sido una grata sorpresa. Luego además, por supuesto, tenemos a una gran cantidad de personajes, por supuesto aquí entran gustos personales pero hay personalidades para aburrir y creo que hay bastantes personajes carismáticos.
No obstante, objetivamente, no es un juego que recomiende encarecidamente, la forma por turnos y cuadrículas de las batallas pueden no gustar a muchos y, si bien a mi me encanta, creo que antes de gastarse un dinero en él habría que probarlo (alquilarlo o jugar a algún juego parecido). Particularmente me parece uno de los mejores juegos de la Wii. Además es largo, eterno (me debe haber costado unas 60 horas terminarlo), y terriblemente dificil. Pero es al mismo tiempo desafiante, cada pantalla es una pequeña prueba de estrategia muy gratificante de superar. En resumen, una maravilla, pero también un juego muy particular. A muchos les encantará, a otros tantos no, y por desgracia muchos más no llegaran jamás siquiera a oír hablar de él. Una pena, mi Wii me ha dado muy buenos momentos y si tuviera que destacar tres o cuatro juegos este sin duda estaría entre ellos.
Comenzemos por el aspecto gráfico, pues lo primero que vemos es que es un juego visualmente muy pobre. Parece un juego de Gamecube (de hecho lo es, sólo que Nintendo decidio adaptarlo un poco para su Wii y no sacarlo en una consola muerta) y no aprovecha en absoluto el mando de la blanquita de Nintendo (se podría jugar incluso con el mando de la Nes). Pero lo cierto es que todo esto importa poco o nada. Cierto es que, viendo la complejidad de los escenarios (inexistente) y lo prefijadas de las animaciones en las batallas, podría habersele dado un lavado gráfico importante y conseguir un juego mucho más espectacular. Pero si bien espero algo así en la siguiente entrega de la serie (aunque rezo para que no existan las animaciones eternas que muchas veces destrozan los juegos de rol), poco importa de cara al desarrollo del juego.
"Fire Emblem" es lo que suele llamarse un "tactical-rpg". El escenario se nos muestra como una gigantesca cuadrícula sobre la cual se encuentran nuestras fuerzas y las de nuestros enemigos (en ocasiones también hay "otros" personajes, normalmente civiles o aliados). El escenario no siempre es enteramente "recorrible", hay bosques, lagos, murallas o desniveles que debemos aprovechar. La capacidad de movimiento de cada tipo de unidad es distinta, así como el rango de acción de sus armas. Naturalmente, hay varios tipos de unidades y tendremos a nuestra disposición magos, arqueros, espachines, guerreros, monjes, jinetes e incluso hombres-bestias; cada unidad tiene distintos atributos y es vulnerable o superior en batalla a otros tipos de unidades. Se nos ofrecerá un turno en el cual podremos mover a todas nuestras unidades, y tras ello será el turno del enemigo. Aunque con variantes, el objetivo siempre consiste en derrotarle. Esta pseudo partida de ajedrez te obliga a pensar bastante antes de cada movimiento para conseguir infligir el mayor daño a tus enemigos pero al mismo tiempo no dejar desprotegidas a tus unidades más débiles (pues de seguro tu enemigo irá a por ellas, y una vez esten muertas habrán desaparecido para siempre del juego), tampoco se ha de abusar de las unidades extremadamente fuertes pues hemos de intentar subir el nivel de las más débiles a fin de que no estorben demasiado; además no todo consiste en matar a todos los enemigos pues el juego ofrece en este aspecto algunas pantallas distintas como la defensa de un castillo que, si bien la base es la misma, evitan que el juego caiga en la monotonía. El juego ofrece una cantidad increible de posibilidades. Disponemos de más de 70 héroes, podemos combinarlos como queramos entre ellos, además podemos equiparlos con distintas armas o habilidades según deseemos, así como establecer entre ellos vínculos de apoyo o refuerzo. Hay múltiples opciones para afrontar cada combate y cada pantalla. Todo es a la vez extrañamente complejo y simple, pero sobre todo adictivo y divertido.
Es dificil hablar de la historia de este juego, pues muestra un extraña mezcla entre infantilismo narrativo y un contexto sociopolítico bastante complejo y sugerente. El juego, a través de más de cuarenta pantallas, nos muestra la situación de varios paises. Vemos una rebelión, vemos el intento de golpe de estado, vemos una guerra abierta entre varias naciones y vemos finalmente una batalla contra los propios dioses. El juego, si bien nos presenta unas conversaciones entre personajes bastante simplificadas y casi infantiles, nos muestra también conflictos de religión y raza. Las líneas individuales de cada personaje resultan ridículas, pero juntas conforman un mosaico mucho más complejo, denso e interesante. El análisis que este juego hace de la guerra, sus motivos y sus víctimas, es de los mejores y más realistas que he visto es un juego y ha sido una grata sorpresa. Luego además, por supuesto, tenemos a una gran cantidad de personajes, por supuesto aquí entran gustos personales pero hay personalidades para aburrir y creo que hay bastantes personajes carismáticos.
No obstante, objetivamente, no es un juego que recomiende encarecidamente, la forma por turnos y cuadrículas de las batallas pueden no gustar a muchos y, si bien a mi me encanta, creo que antes de gastarse un dinero en él habría que probarlo (alquilarlo o jugar a algún juego parecido). Particularmente me parece uno de los mejores juegos de la Wii. Además es largo, eterno (me debe haber costado unas 60 horas terminarlo), y terriblemente dificil. Pero es al mismo tiempo desafiante, cada pantalla es una pequeña prueba de estrategia muy gratificante de superar. En resumen, una maravilla, pero también un juego muy particular. A muchos les encantará, a otros tantos no, y por desgracia muchos más no llegaran jamás siquiera a oír hablar de él. Una pena, mi Wii me ha dado muy buenos momentos y si tuviera que destacar tres o cuatro juegos este sin duda estaría entre ellos.