Tachibana Akira es una joven deportista que sufre una grave lesión que la aleja de las pistas de atletismo. En su momento de máxima vulnerabilidad se resguardará de una tormenta en un restaurante familiar, allí el gerente del establecimiento -un cuarentón bastante machacado por la vida- hará un inocuo truco de magia para animarla. Tachibana se enamorará perdidamente de él en ese instante y entrará a trabajar en el restaurante.
El argumento de esta serie es, sobra decirlo, peligroso. Tenemos un romance entre una adolescente y un hombre que podría ser fácilmente su padre, y uno podría pensar que la serie sería una comedia romántica de enredo de primeras... pero no, Tachibana, que parece muy callada y reservada, es una tía tremendamente valiente que no duda en declarársele casi en el primer episodio. La serie podía parecer inicialmente una comedia de enredo sencilla e inocentona, y en verdad tiene un componente cómico bastante notable, pero es ante todo un pequeño drama. Y tiene un tono acertado, la serie no se centra en el romance ni en la obvia problemática de este -y de hecho en ningún momento parece que vaya a meterse en terrenos moral o legalmente peligrosos-, si no que acaba derivando en una extraña y bonita amistad donde ambos personajes van conociéndose poco a poco superando así sus prejuicios iniciales, una amistad que hará madurar a una y recuperar la esperanza al otro. Es una bonita y sencilla historia en la que dos personas se encuentran justo en el momento necesario para cambiar ambos para bien sus vidas gracias a la ayuda y la compañía del otro.
Adaptación de un manga, que no se si resume en su totalidad, se siente algo falta de intensidad en su final. En su primera mitad la serie funciona muy bien por el conflicto romántico y la presentación de unos personajes que se sienten muy vulnerables dentro del ambiente sencillo y alegre en el que parecen vivir; aquí la serie juega con una tensión -incluso parece jugar con la posibilidad de "rivales" en ocasiones- y con la incertidumbre de si se atreverá a consumar la premisa inicial. Después, cuando el tono de la serie se establece y la serie avanza hacia los dramas personales se siente un poco falta de fuerza. Los personajes caen bien, y su desarrollo es bastante coherente a pesar de algún exceso dramático, pero en general la serie pierde intensidad.
A nivel técnico la serie es un regalo para los ojos. El diseño de los protagonistas es muy deudor de los shojos de los 90, con unos personajes muy estilizados y unas cabezas muy triángulares, sin embargo se nota refinado y muy bien adaptado a los tiempos que corren, con una Tachibana cuyas piernas quizás sean un poco largas de más pero cuyos ojos no son desmesuradamente grandes por mucha intensidad que tenga el colorido de sus pupilas. En general los diseños son preciosos y muy agradables a la vista, potenciados además por ese estilo tan poco acorde con la tónica imperante en el anime actual. El trabajo de fondos está muy cuidado y, sobre todo, tenemos a muchos personajes moviéndose simultáneamente. Esta no es una serie que uno pudiera imaginar que pudiera ser impactante visualmente, pero más allá de los recursos simbólicos ocasionales lo consigue por la simple calidad y consistencia de su animación, francamente espectacular en algunos momentos. El buen hacer técnico se extiende al apartado sonoro, con buenas voces y una delicada partitura de fondo que acompaña bien el desarrollo de los personajes y el tono melancólico de una serie en el que la lluvia tiene una importancia capital como metáfora de la situación de los personajes. El opening y el ending son bastante bonitos, de esos que uno no se salta viendo la serie.
Muy potente técnicamente y bastante efectiva a nivel dramático, me parece que va un poco de más a menos y que pierde parte de su fuerza conforme avanza, no obstante maneja con una gran soltura una trama que no deja de ser muy sensible y creo que es -en líneas generales- una serie bastante recomendable.