"Un tío que vive con un gato". Basicamente ese el argumento de esta serie, y puede parecer una chorrada, pero quizás precisamente por su sencillez la serie funciona de sobremanera. Subaru es un escritor con claros problemas para socializar con el resto del mundo y, tras la trágica muerte de sus padres, vive practicamente aislado en su casa con la visita puntual de un vecino y su editor; pero un día encontrará una gata callejera en el cementerio y por una razón o por otra acabará recogiéndola para cuidarla en su casa. El contacto con este animal -y el intentar ponerse en su lugar o entender sus aparentemente inexplicables acciones- le llevará a reflexionar sobre muchas de sus propias actitudes ante el resto del mundo.
Y paralelamente al crecimiento de Subaru veremos el de la propia Haru, la carismática coprotagonista de la serie. Cada capítulo suele reserva su último tercio de minutos a volver hacía atrás en el tiempo y volver a contar todo lo sucedido anteriormente, pero desde la óptica de la felina y con sus pensamientos como guía. Quizás Haru sea excesivamente buena y sobreprotectora con su dueño hasta el punto de que resulta imposible creersela, pero esto no deja de comportarse como una gata de una forma más o menos creíble y sus razonamientos añaden una bonita capa de ternura a la simpática comedia costumbrista que suele ser esta serie.
Visualmente la serie es bastante pobre. Diseños y animación son muy genéricos y rutinarios en lo que claramente es una producción bastante económica. No obstante, no importa demasiado; esta serie es un gran "slice of life" y se produce ese extraño fenómeno de que la serie te atrapa y te gana sin que uno sepa muy bien porque, no es desde luego por la parte técnica, tampoco lo es por el drama o el romance (ambos muy rutinarios), ni tampoco por la comedia, si no por la extraña paz que transmite y la sonrisa que te dibuja en el rostro. La serie es una mezcla de muchos elementos que no destacan especialmente pero que, juntos, conforma una bonita serie muy relajante de ver aunque sólo sea porque, a quién más a quien menos, a todos nos gustan los gatos. Y dentro de su simplicidad la serie desarrolla bien a la pareja protagonista y consigue que parezca que la evolución de cada uno de ellos se debe también a la evolución su relación, sin que la relación se note apresurada o forzada y dejando tiempo para presentar y utilizar una colección de personajes secundarios relativamente extensa.
Absurda e inexplicablemente recomendable.
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